Endometriosis y Nutrición

La endometriosis es una enfermedad crónica que afecta alrededor del 10% de las mujeres en edad reproductiva, representando entre 1 y 2 millones de mujeres en toda España y unos 176 millones de mujeres en todo el mundo. La incidencia máxima se observa en mujeres entre 35 y 45 años.

La endometriosis se caracteriza por la aparición de tejido endometrial (capa interna de la matriz) en localizaciones fuera del útero (ectópico) ocasionando dolo pélvico intenso y problemas de fertilidad.

 

¿Qué ocurre en la endometriosis?

  1. Inflamación crónica.
  2. Deficiencias nutricionales: omega 3, vitamina B12, ácido fólico, vitamina D y magnesio.
  3. Alta actividad de aromatasa (enzima clave en la fabricación de estrógenos) y exceso de xenoestrógenos (son moléculas que interfieren con las vías de señalización de los estrógenos, al imitar a nuestras hormonas, aumentando o disminuyendo su acción, y que están presentes en el ambiente y en nuestro entorno (plaguicidas, resinas, textiles, cosméticos o aislantes entre otros).
  4. Disbiosis de la microbiota endometrial.
  5. Estrés crónico mantenido en el tiempo.

 

¿Qué podemos hacer?

  1. Disminuir la inflamación a través de ciertas conductas nutricionales.

Cada vez que comemos se produce una inflamación tras la ingesta. Esta inflamación que se produce, es una reacción fisiológica del sistema inmunitario para la identificación de posibles bacterias que entran con la comida. Entonces si comemos muchas veces al día, se generarán muchas inflamaciones, por ello, se recomienda reducir el número de comidas al día, siendo 3 comidas al día, una buena opción.

Reducir los hidratos de carbono refinados (galletas, panes de molde, harinas blancas, bollerías, snack…etc.). Estos generan una subida de glucosa muy alta en sangre y con ello una mayor producción de insulina, que mantenida en el tiempo dan lugar a una resistencia a la insulina no fisiológica, dando lugar a una inflamación de bajo grado.

 

  1. Corregir las deficiencias nutricionales.

Omega 3 por ser antiinflamatorios: aportar más consumo de pescado (3 días a la semana), mariscos (1-2 veces a la semana) y algas (1 cucharadita sopera al día).

Vitamina B12 y ácido fólico: nutrientes indispensables para la metabolización de estrógenos en el hígado.

Vitamina B12 (hígado, carnes, pescados y huevos). Es importante tener en cuenta que para que podamos absorber la vitamina B12 en el intestino delgado, nuestro estómago debe producir factor intrínseco (muchas veces no se da bien, por el abuso de ciertos medicamentos que inhiben la bomba de protones, estrés y mala alimentación).

Ácido fólico (hígado del pollo y cordero, espinacas, grelos, brócoli, coliflor).

Vitamina D: aceite de hígado de bacalao, salmón ahumado y tomar el sol a diario durante 30 minutos.

Magnesio: almendras tostadas, caracoles cocinados, chocolate negro, acelgas y plátano. La cantidad diaria recomendada de magnesio para un adulto son 400 mg/día.

 

  1. Ayudar en la metabolización de los estrógenos producidos por nuestro cuerpo y reducir los xenoestrógenos que provienen del exterior.

La metabolización de los estrógenos es llevada a cabo por el hígado por la vía de la metilación, y para que se dé bien, necesitamos que los nutrientes anteriores estén presentes en buenas cantidades.

Existe la posibilidad de que haya una metilación lenta, debido a alteraciones genéticas en el polimorfismo del gen COMT (implicados en la activación de la vitamina B12 o del ácido fólico) y en el polimorfismo genético de la enzima MTHFR (que activa el folato que ingerimos con la dieta). A estas personas se le dan suplementos de vitaminas del grupo B activas.

Otro factor importante para una buena metabolización de los estrógenos es tener un buen equilibrio de la microbiota intestinal.

 

  1. Mejorar la microbiota endometrial.

Este punto es específico de cada persona, ya que previamente tendríamos que valorar como esta su microbiota intestinal, para tener una orientación de como esta su microbiota endometrial. Y si no esta claro, se pueden hacer estudios de la microbiota endometrial.

5. Gestión del estrés a través de técnicas de respiración, Mindfulness o terapia psicológica adecuada para cada persona.

 

Bibliografía:

  1. American Journal of Obstetrics & Gynecology. Julio 2016.
  2. Meessen ECE, Warmbrumm MV, Nieuwdorp M, Soeters MR. Human Postpandrial Nutrient Metabolism and Low- Grade Inflammation; Narrative Review. Nutrients. 2019.
  3. Wu, LY, Yang, TH, Ou, YC y Lin, H. (2024). El papel de los probióticos en la salud de la mujer: una revisión narrativa actualizada. Revista Taiwanesa de Obstetricia y Ginecología63(1), 29-36.

 

Autora: Lorena Cervantes Munilla.

 

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